El verano ya llegaba a su fin y las vacaciones de la gente se acababan. A la vuelta de muchas de esas vacaciones les esperaba una cita con ellos a igual que a nosotros. Teníamos el placer de comenzar ese fin del verano con su boda.
Ellos se cambiaban en dos sitios diferentes y como siempre cada uno del equipo de Wild Buffalo pasó todos los preparativos con uno de la pareja. El vestido era espectacular para no variar y el tocado muy original.
La finca es de esas que están llenas de verde, naturaleza, árboles y todas esas cosas que nos gustan para que las fotos salgan mejor todavía. Y allí se casaron entre amigos, amigas, abrazos, una persona a la guitarra tocando temazos en acústico, vinilos y carteles de conciertos.